El castillo de Edimburgo es una antigua fortaleza erigida sobre una roca de origen volcánico ubicada en el centro de la ciudad de Edimburgo. Ha sido utilizado con fines de tipo militar desde el siglo XII, siendo destinado a usos civiles solo en épocas muy recientes. Se encuentra emplazado en la cima de la calle Castle Rock, una de las cuatro calles que forman la Royal Mile. El castillo está abierto a los visitantes y está gestionado por el organismo especializado Historic Scotland. Se trata de la atracción turística de pago más visitada de Escocia.
Tres de sus lados se hallan protegidos por abruptos acantilados, y el acceso al castillo queda limitado a una calle de pronunciada pendiente en el lado oriental del castillo. Antaño hubo un lago artificial en su zona norte. Este lago, llamado Nor’Loch (lago norte en español), fue desecado en época georgiana con la construcción de la Ciudad Nueva, para ser usado como albañal al aire libre y más tarde como parque. Fue a partir de este momento cuando la ciudadela perdió la mayor parte de su papel defensivo.
El acceso al castillo se efectúa a través de la explanada, una amplia plaza pavimentada y de plano inclinado que se encuentra entre el castillo propiamente dicho y el final de la Royal Mile. Es en esta explanada donde se celebra anualmente el Military Tattoo, y es aquí donde en su día se organizaban los desfiles y diversos tipos de entrenamiento para la guarnición militar del castillo. La batería cilíndrica se denomina media luna.
Al castillo se entra por un portal delante de la batería, que conduce a un camino que sube por la derecha hasta el patio en el centro de la fortaleza.
Castillo de Edimburgo en vídeo
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Castillo de Edimburgo (fecha: año 1356). Antigua fortaleza erigida sobre una roca de origen volcánico. Foto:
Cultura/estilo: Medieval. País actual: Reino Unido.
La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo v y el xv. Convencionalmente, su inicio se sitúa en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la singularidad de coincidir con la invención de la imprenta —publicación de la Biblia de Gutenberg— y con el fin de la guerra de los Cien Años.
A día de hoy, los historiadores del período prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de manera que entre los siglos iii y viii se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio).
Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta Edad Media (ss. v-x, sin una clara diferenciación con la Antigüedad Tardía); y Baja Edad Media (ss. xi-xv), que a su vez puede dividirse en un periodo de plenitud, la Plena Edad Media (ss. xi-xiii), y los dos últimos siglos que presenciaron la crisis del siglo xiv.